Pentecostés, alegría seria

PENTECOSTES, ALEGRÍA SERIA

De nuevo ha ocurrido, el Espíritu, la santa Ruah ha entrado, convocado, animado.

Hace un año no nos conocíamos, hoy somos comunidad ¿qué ha pasado? Que la Ruah nos convocó alrededor de un título-enfoque “discipulado de iguales” y de unas personas que se lo creen e intentan vivirlo.

Semana tras semana, síntesis teológica, bíblica, cristológica, eclesiológica …síntesis tras síntesis, amasado con procesos de meditación-centramiento-oración enraizada en la Palabra, la propia historia, la realidad… la santa Ruah nos ha ido trabajando.

Este fin de semana fue sencillo, un retiro, 15 personas…nada estridente, pero se percibía, sabía, sentía… algo está fraguándose.

Un puñado de mujeres y algún hombre, gente comprometida, van a la cárcel, colaboran con Cáritas, trabajan en Ongs, son catequistas de jóvenes y de adultos…

Ellas decían, después de muchos años de celebrar Pentecostés, hoy empiezo a entenderlo desde dentro, me está ocurriendo …Se me hace claro el evangelio, entiendo que Jesús me llama hoy a vivir el Reino con la misma frescura que llamó a las y los primeros y sobre todo, experimento la fuerza para realizarlo y he descubierto los medios para que sea una experiencia viva, continua, personal y comunitaria.

Ha ocurrido de nuevo, ocurre y engancha, vaya que si engancha.

Yo, que soy parte del proceso y testigo del mismo me siento revitalizada por dentro y por supuesto reengancho, no me lo quiero perder. Porque también ocurrió hace poco más de un mes, en la Pascua, eran gente joven, de Madrid la mayoría, y también ocurrió con sosiego, desde el silencio y la serenidad profunda, y la oración y la danza compartida. Ya sabéis, cuando ocurre repercute en el cuerpo y en la mente y nos mueve a llevar alegría seria, valga la paradoja.

Alegría que nace de dentro y que no se extingue con la persecución institucional, la enfermedad, el deterioro,o ante una economía que se desmorona porque es injusta o ante una hambruna cada vez más extendida porque ahora circulamos con los cereales que eran lo único que comían los anawim.

La alegría del discipulado de iguales con Jesús en el centro hace que se deje todo, todo el mal rollo, para adquirir el campo donde está el tesoro. Por la alegría que da, caminaré, resucitaré, sanarán mis quemaduras de institución e injusticia, iré con otras y otros iguales, a intentarlo de nuevo, a comunicarlo con alegría seria. Es Pentecostés. Soy testigo de ello. Ocurre de nuevo, no estamos borrachos ni borrachas. Aunque estemos en La Rioja, el buen vino, el de los odres nuevos, no emborracha, fortalece, engancha, es ruah, dínamos, alegría.

Queremos más de Jesús, de su discipulado de iguales, de las mujeres y hombres que predicaron, aunque no ordenados,¡ a quien le importaba eso!, ¿importa hoy? La “orden” viene de dentro a ver y a cultivar y a secundar, con humildad, lo que la santa Ruah va suscitando…y es esa humildad profunda la que lleva a la cruz del ego enamorado del poder y del honor que tanta muerte causa.

Queremos más de ese discipulado de iguales, que tanto necesitamos la mayoría, queremos una predicación viva, existencial y comprometida con la realidad.

Queremos igualdad y sencillez y compromiso que, aunque te haga llorar, no te quita la alegría seria de la santa ruah. Feliz Pentecostés. Os deseo que ocurra, que os enganche desde el silencio y la comunidad.