ELLA, MARIA DE MAGDALA, ¿QUE HARIA EN SUS VACACIONES?
20.07.2012 09:04
19 jul
Carmen Notario y Magdalena Bennasar
“Entiendo que María de Magdala se iría con sus hermanas y discípulas a una casa de campo, donde pudieran descansar con el recuerdo y la presencia viva del Amado, donde en el silencio y en los momentos de encuentro pudieran revivir la experiencia pascual. Entiendo que se escondería en el huerto cerrado, en la intimidad del amor del que dio firmeza a su vida. Eso sí, con ellas, con sus hermanas, las que nos guían con sus vidas y su tenacidad.”
¡Feliz celebración de Santa María de Magdala!
“Dime, amor de mi vida,
¿dónde apacientas tus rebaños?,
¿dónde los llevas a descansar al mediodía?
¿Por qué he de andar como una vagabunda…?” (Cantares 1,7)
La pregunta del título es aventurada, obviamente, pero no hay nada más ágil que una buena imaginación y, desde ella, voy a intentar responder.
Dejo a las biblistas la respuesta correcta. Yo he descubierto que leer entre líneas, imaginar a partir de información real, soñar con ellas, con las primeras discípulas, me alivia la carga institucional, me saca de la jaula y me permite volar alto, como el águila que sobrevuela majestuosa por encima de nuestras cabezas.
La respuesta la intuyo desde este párrafo del Cantar de los Cantares. Me imagino a María de Magdala después de haber experimentado a Jesús vivo y sentirse habitada por él. La intuyo luchando, dentro de ella y fuera, con una comunidad que empieza a perder el estilo inclusivo que el Maestro había marcado con su acogida a todos los y las marginadas fuera por impurezas, por pobreza o, sobre todo, por su género.
A ella le encarga Jesús el anuncio de su resurrección. A ella la hace así apóstol: la apóstol por excelencia. Ellos, cautivos de su realidad cultural y social -y cautivos de sus propias sombras-, la van retirando, desautorizando…
María sufre. Posiblemente haría suyas las palabras del inicio del Cantar de los Cantares: dime, ¿dónde?, ¿por qué…?
Tal vez alguna se identifique con alguna de las preguntas, yo con todas. También quisiera identificarme, sin engañarme, con la primera frase: “Dime, amor de mi vida”… De este modo, se busca la manera de sobrevivir, se escucha con otra actitud, se entiende sin palabras.
El patriarcado seguirá… pero yo no andaré como vagabunda, andaré como discípula, amiga y apóstol.
Para ello, me iré de vacaciones, al campo donde apacienta sus rebaños, donde los lleva a descansar en las horas fuertes de la jornada.
Entiendo que María de Magdala se iría con sus hermanas y discípulas a una casa de campo, donde pudieran descansar con el recuerdo y la presencia viva del Amado, donde en el silencio y en los momentos de encuentro pudieran revivir la experiencia pascual. Entiendo que se escondería en el huerto cerrado, en la intimidad del amor del que dio firmeza a su vida. Eso sí, con ellas, con sus hermanas, las que nos guían con sus vidas y su tenacidad.
Un grupo de nosotras, en una casa de Vizcaya, con un huerto cerrado y regado todo para nosotras, tenemos la suerte de poder irnos unos días de vacaciones con el Amado y las hermanas… Os invitamos. Si alguna quiere o puede, nuestra tienda en medio del desierto patriarcal está abierta.
Otras, quisierais pero no podéis, lo sé. Ya sabéis que desde vuestros rincones podéis conectar y sentir su vida correr por vuestras venas y nuestra sororidad acompañandóos. No queremos hermanas vagabundas, por suerte contamos espacios para acogernos y apoyarnos.
¡Feliz celebración de Santa María de Magdala!
Y si alguna se anima a unos días de descanso con hermanas, poneos en contacto.
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