Ábrete

20.12.2011 12:41

 

 

Se ha celebrado en Bilbao una Asamblea de Jóvenes convocada por el Secretariado de Juventud de la Diócesis bajo el lema: “Sin Palabras”.

Este lema, basado en Mc 7, 31-37, la curación de un sordomudo, sugiere la necesidad de encontrar nuevos lenguajes para anunciar la Buena Nueva del evangelio. Los jóvenes eligieron entre varios talleres: música, pintura, imagen, percusión, “focusing”, danza y masaje. Estos talleres tenían como motivo el que pudieran experimentar diferentes maneras de expresarse y picarles la curiosidad para que siguieran profundizando.

 

Yo estaba a cargo del taller de masaje. Cuando me preparé para ser masajista mi motivación fue precisamente esta: buscar otros lenguajes, además de la palabra, para expresar el amor, la preocupación y el deseo de liberación de la persona en su totalidad.

 

Desde Antiguo se considera la “imposición de manos” como una forma de curación; no tanto por la invocación de poderes mágicos, sino por el efecto del contacto cuando se realiza con amor. La imposición de manos puede ayudar a la curación física, fisiológica, psicológica y hasta espiritual.

 

En el evangelio se menciona repetidas veces que Jesús curaba por medio de la imposición de manos. También aparece en este pasaje de la curación del sordomudo: “Le llevaron un hombre que era sordo y que apenas podía hablar y le suplicaban que le impusiera la mano” v.32. Jesús le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva al sordo y pronunciando la palabra Effatha, “que Dios os abra”, se le abrieron los oídos y se le soltó la traba de la lengua. vv 33 y 34. Jesús curaba de una manera “radical”, siempre tocando la raíz del problema. Al no poder oír tampoco podía hablar. Abriendo los oídos con sus propias manos posibilitó que se soltara la lengua y que inmediatamente pudiera hablar correctamente.

 

Estamos bloqueados muchas veces y nuestros sentidos no nos permiten captar el mundo de fuera y tampoco estamos en contacto con nuestro interior. Necesitamos que se nos “abra por dentro” y entonces sí, sabiendo quien soy me nutro yo y también puedo nutrir a los demás. Los canales de comunicación son muy sutiles. Cuando estemos bloqueados y saturados de palabra, recordemos que también nuestra piel es canal de comunicación. Necesito que me toquen y tocar con respeto.

 

Hicimos una práctica de masaje muy sencillo poniendo el énfasis en la persona con la que estábamos, el respeto que nos inspiraba, el deseo de comunicarle paz, y de ayudarle a “soltar” la tensión en su cuerpo para provocar el “soltarse” a niveles más profundos.

 

Al finalizar el taller invité a que los participantes compartieran algunas de las palabras con las que expresarían la experiencia (tanto del momento en el que habían dado el masaje como cuando lo habían recibido): confianza, respeto, amor, ternura, otro nivel de conocimiento más profundo, agradecimiento…son algunas de las palabras que pronunciaron. Se notaba que no eran palabras bonitas sino resumen de una experiencia diferente, para muchos novedosa.

 

No tenemos por qué vender nuestro cuerpo como mercancía a ningún precio; tampoco tenemos por qué vernos privados del placer del contacto humano, al contrario, lo necesitamos para nuestra salud integral. Lo que sí necesitamos es una experiencia de plenitud que nos haga humildes para pedir cuando necesitamos y generosos para dar sin medida: sin utilizar ni manipular a nadie. No hay mayor placer que experimentar la liberación interior y ayudar a que otros la vayan encontrando también.

 

 

 

 

 

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